Poner el foco en lo positivo
Vamos a centrarnos en las cosas buenas que hemos vivido con nuestros familiares y las cosas que nos gustan de la navidad.
No vayamos con predisposición negativa
Tenemos que acercarnos a la realidad, no es cuestión de que pensemos que todo va a ser perfecto, pero tampoco vayamos con la idea de que todo va a salir mal. Vayamos con la actitud más positiva posible.
Preguntas incómodas
En todas las cenas habrá temas que no nos guste tratar. Para ello, podemos tomar dos actitudes; por un lado evitar los temas conflictivos, no se trata de ser sumisos, no entrar en temas conflictivos. Por otro lado; contestar de forma asertiva, reafirmar nuestra postura, sin tener que dar explicaciones de las mismas.
Desdramatizar las situaciones
Intentemos usar el humor para que no nos afecten tanto las cosas que ocurren, aunque debemos tener cuidado con las personas con las que lo usamos, no todo el mundo se toma bien la ironía y el humor negro.
No hablar de todo
Hay temas que son conflictivos (política, religión, futbol…). Es importante que con estos temas busquemos puntos en común y de esta forma no entrar en la discusión.
Busca tu espacio personal
Aunque sean fiestas familiares, también tenemos que buscar algo de tiempo para nosotros, hacer aquellas cosas que nos gusten y que nos hagan sentir bien.
Centrarnos en los más pequeños
Pueden ser nuestro mejor ejemplo a la hora de comportarnos, ellos no son conscientes de los conflictos familiares y se centran en la parte alegre y de ilusión de las fiestas.
Superar duelos
En algunas ocasiones nos podemos encontrar con las primeras Navidades después de una pérdida, y que cada uno nos encontremos en momentos diferentes del duelo. Conviene que aquellos que tengan el duelo más avanzando, ayuden al resto, compartamos anécdotas y momentos divertidos de las personas ausentes, recordar en positivo nos ayuda en los duelos.
Por último, controlemos los excesos de comida y de bebida, aunque sean unas fechas de fiesta, es importante que nos sigamos cuidando.