¡Hola a todos y a todas! Hoy vamos a hablar de uno de los problemas de salud mental más frecuentes en el día a día de muchas personas: la ansiedad patológica (¡¡un 25% de la población mundial la presentará a lo largo de su vida!!). Siendo un problema que acompaña a tanta gente, conocerlo es fundamental.
En primer lugar, hay que distinguir entre ansiedad fisiológica y ansiedad patológica. La ansiedad fisiológica es una reacción normal del cuerpo al prepararse para actuar en situaciones de estrés, permitiéndonos actuar con mayor rapidez. No obstante, cuando se cronifica genera malestar continuado en la vida de la persona, pasándola a denominar ansiedad patológica. Existe gran variedad de trastornos de ansiedad (trastorno de ansiedad generalizada, pánico, ansiedad social, agorafobia, fobia específica, etc.).
A continuación, se desmitifican los mitos más escuchados sobre la ansiedad y, en concreto, sobre la ansiedad en niños/as y adolescentes.

  1. La terapia psicológica con niños no va a funcionar. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado empíricamente tener gran evidencia, siendo la terapia psicológica más efectiva y eficaz. Para la población infanto-juvenil es exactamente igual de válida. La única diferencia reside en la forma de trabajar con niños/as y adolescentes. Se trabaja de manera más lúdica de lo que se haría con adultos y con explicaciones más sencillas adaptadas a su nivel evolutivo. La terapia cognitivo – conductual recoge las técnicas de exposición y de relajación, así como la detección de pensamientos intrusivos y síntomas de ansiedad, para modificar esos pensamientos menos adaptativos por otros más saludables.

2.Lo hacen para llamar la atención. Cualquier persona que haya sufrido una crisis de ansiedad puntual, haya vivido en épocas de estrés intenso o sufra un trastorno de ansiedad confirmará que no es algo para nada agradable y que preferiría no tenerlo. La ansiedad supone nerviosismo, necesidad de controlarlo todo (absolutamente todo), muchos pensamientos que minan la autoestima y confianza en uno mismo o preocupación constante, entre otras manifestaciones. Fingir todo esto por llamar la atención no tiene mucho sentido, además de que estos comentarios a una persona con ansiedad le restan aún más confianza en sí mismo, se sentirá débil y culpable y crecerá su ansiedad probablemente.
3.La ansiedad desaparece sola en los niños cuando acaba la mala racha. Esta creencia tan instaurada en la sociedad hace que soportemos vivir en situaciones nocivas para nuestra salud mental y cuando llega esa “gota que colma el vaso”, estallamos. Es decir, aprendemos a vivir con cierto nivel de ansiedad y estrés y acabamos normalizándolo hasta que nuestro cuerpo no lo soporta más y la ansiedad se ha vuelto más complicada e intensa. Esto precisará un buen tratamiento psicológico para aprender herramientas para el control de la ansiedad que, a ninguna edad, desaparece sola, ni te las puedes arreglar sin ayuda profesional en la mayoría de las situaciones. Recuerda: el tiempo no siempre lo cura todo, y con la ansiedad el tiempo muy probablemente la agravará.
4.La ansiedad es un problema de adultos por el estrés, un niño no puede tener ansiedad. Es verdad que la ansiedad es un problema más frecuente de aparición en la adolescencia tardía o adultez temprana, ya que generalmente los niños no tienen sucesos altamente estresantes en su infancia que supongan el desarrollo de ansiedad. Sin embargo, sin pensar en maltrato físico, negligencia emocional, abusos sexuales y demás traumas de alto impacto en la vida de cualquier persona, sucesos vitales estresantes como un cambio de residencia, bullying escolar psicológico y/o físico o divorcio de progenitores pueden ser altamente negativos y estresantes en la vida del infante.

  1. La ansiedad se cura sola con pastillas. La ansiedad debe tratarse desde la psicología para detectar todos los patrones de comportamiento no adecuados y saber manejar las crisis de ansiedad para evitar que vuelvan a ocurrir o, al menos, poco a poco que reduzcan su intensidad. Pero estas son metas a medio y largo plazo que requieren gran trabajo del paciente. Los fármacos tienen efecto a corto plazo y permiten reducir la ansiedad en el momento en el que se da. Una combinación de ambas terapias puede resultar muy beneficiosa para aprender a manejar las situaciones difíciles.
  2. La ansiedad en los niños está causada por un evento traumático. Es cierto que existen personas que desarrollan ansiedad a raíz de sucesos altamente traumáticos y estresantes como violaciones, atentados, maltrato o accidentes (de tráfico, laborales, etc.). Pero la ansiedad es un espectro muy amplio y, al igual que estas causas llamativas quedan recogidas, también hay situaciones no tan traumáticas que pueden producir ansiedad en la persona. Por ejemplo, un divorcio de los progenitores o un cambio de residencia y colegio como se ha mencionado anteriormente. Además, la ansiedad tiene un origen multifactorial y ese suceso vital estresante “la gota que colma el vaso” es el que desencadena la ansiedad, pero teníamos muchos factores ambientales y genéticos que han potenciado la ansiedad.
  3. En niños la ansiedad no es grave. La ansiedad es igual de incapacitante para un niño como para un adulto. A cualquier edad, la ansiedad genera tal malestar que impide llevar una vida “normal” al generar un malestar que afecta al funcionamiento social, académico y personal. Igual que a un adulto le afecta en su trabajo, a los niños les afecta enormemente en su rendimiento académico.

Henar Gómez – Pastrana Pau.

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